Aprendemos nuevos idiomas por todo tipo de razones: para trabajar o estudiar en otro país, mudarnos al extranjero o simplemente por placer. Sea cual sea su motivación, muchos descubren que la experiencia de estudiar un nuevo idioma enriquece sus vidas. Pero ¿sabías que conocer un idioma también cambia tu cerebro a nivel físico?

Numerosos trabajos han analizado cómo influye el aprendizaje de un nuevo idioma en el funcionamiento del cerebro a distintas edades. Veamos cómo afecta a este órgano el estudio de una segunda lengua.

Una perspectiva neurológica del aprendizaje de idiomas

Los científicos llevan décadas estudiando a las personas bilingües (las que han aprendido dos lenguas a la vez desde la infancia). Les interesa saber cómo afecta a nivel cognitivo hablar dos idiomas con fluidez. Y con la llegada de la tecnología de resonancia magnética, ahora son capaces de comprobar a un nivel muy visual las diferencias entre los cerebros monolingües y bilingües.

Todos los cerebros están formados por neuronas, con un cuerpo celular, y dendritas, que son las conexiones entre neuronas. Es lo que llamamos «materia gris».

Las personas bilingües tienen más neuronas y dendritas que las que solo hablan un idioma, lo que significa que su materia gris es más densa.

El bilingüismo también influye en la materia blanca, es decir, el sistema de fibras nerviosas que conectan los cuatro lóbulos del cerebro. Este sistema coordina la comunicación entre las distintas regiones cerebrales y ayuda al cerebro a aprender y a funcionar.

La materia blanca de los adultos bilingües tiene una mayor integridad que la de los adultos que sólo hablan una lengua. Sus conocimientos de un segundo idioma aumentan sus reservas cerebrales.

¿Qué ocurre con las personas que aprenden un idioma más tarde?

Las personas que estudian una segunda lengua más tarde pueden seguir beneficiándose de algunos de los cambios neurológicos que produce este tipo de aprendizaje, independientemente del nivel que hayan alcanzado. Tener nuevas experiencias (la novedad) es un factor importante a la hora de formar nuevas conexiones en el cerebro y reforzar los vínculos del sistema nervioso. Estos vínculos y conexiones se mantienen mediante la práctica regular.

Estudiar un nuevo idioma compagina la novedad con la práctica, por ejemplo, cuando los estudiantes aprenden nuevas palabras y construcciones gramaticales, y dedican tiempo a repasar y ampliar conocimientos previos.

Esta combinación es una de las razones por las que el aprendizaje de idiomas es un ejercicio cerebral tan eficaz y protege a los estudiantes mayores contra la demencia y otras enfermedades neurológicas degenerativas.

Pero todo el mundo puede beneficiarse del aprendizaje de idiomas. De hecho, es una de las actividades mentales más complejas que se pueden realizar, por lo que es una forma muy eficaz de ejercitar el cerebro.

Cómo potencia el aprendizaje de idiomas otras habilidades

Debido al impacto medible del aprendizaje de idiomas en el cerebro, no es de extrañar que los cambios físicos vayan acompañados del desarrollo de otras habilidades como la comunicación, la creatividad, la memoria y la concentración.

1. Mejor rendimiento académico

En un metaanálisis de 20 estudios sobre el aprendizaje de idiomas y su repercusión en el rendimiento académico, la mayoría (90 %) demostró que los estudiantes de idiomas obtienen mejores resultados en algunas asignaturas académicas que los estudiantes que no estudian una segunda lengua. Aprender otro idioma también mejora la capacidad lectoescritora de los estudiantes, lo que les da ventaja en asignaturas básicas como las matemáticas o las ciencias.

2. Mayor concentración

Una semana de aprendizaje de un nuevo idioma tiene un impacto positivo en los niveles de alerta y concentración de los estudiantes. Esta mejora se mantiene con el estudio continuado del idioma durante al menos cinco horas a la semana.

Además, en este estudio participaron estudiantes de edades comprendidas entre los 18 y los 78 años, y la mejora de la capacidad de atención se observó en todos los grupos de edad. Es decir, estudiar un nuevo idioma aumenta la concentración de los alumnos, tengan la edad que tengan.

3. Una memoria más potente

Estudiar un idioma implica tanto la capacidad de memorización (para aprender nuevas palabras y reglas) como la de recuerdo (para producir nuevos contenidos lingüísticos en las actividades de clase). No es de extrañar, por tanto, que las personas que utilizan a menudo una segunda lengua tengan una memoria más potente.

De hecho, las investigaciones demuestran que las personas que hablan un segundo idioma con regularidad obtienen mejores resultados en las pruebas de memoria que las monolingües, tanto si aprendieron el idioma de niños como de adultos. Además, el aprendizaje de idiomas mejora tanto la memoria a corto como a largo plazo.

4. Mayor capacidad de comunicación

Los primeros estudios sobre el aprendizaje de idiomas demostraron que este aumentaba la empatía de los alumnos. Investigaciones más recientes han descubierto que la empatía es un rasgo clave para el éxito en el aprendizaje de una segunda lengua.

Hablar un segundo idioma puede mejorar la capacidad de los alumnos para ver las cosas desde otra perspectiva, lo que tiene un impacto positivo en sus habilidades comunicativas.

Además, la práctica de habilidades académicas propias del estudio de idiomas, como la escucha activa, puede mejorar la capacidad de comunicación de los alumnos en su día a día.

5. Mayor creatividad

Los niños bilingües demuestran una mayor creatividad y flexibilidad en la resolución de problemas que sus compañeros monolingües, y lo mismo ocurre con los estudiantes de un segundo idioma.

Diversos estudios han demostrado que aprender un idioma parece desbloquear la capacidad creativa de los alumnos. Esto podría deberse a los procesos mentales que intervienen en este aprendizaje, como la traducción, el cambio de un idioma a otro y el estudio disciplinado, junto a la voluntad de aprender y adaptarse.

Las destrezas lingüísticas ayudan a los estudiantes en todos los ámbitos de la vida, además de mejorar sus capacidades y ayudarles a resolver problemas y tomar decisiones. En última instancia, todo ello contribuye a enriquecer sus relaciones personales, sociales y profesionales.

Así que, tanto si aprendes como si enseñas otros idiomas, cada vez que hablas una segunda lengua estás desarrollando tus capacidades, ejercitando tu cerebro y aumentando tus reservas cognitivas.